El yacimiento Vaca Muerta de Argentina puede perjudicar a Bolivia

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Cuando las autoridades argentinas confirmaron su hallazgo, en 2011, el Departamento de Estado de Estados Unidos decretó que Vaca Muerta era el segundo yacimiento de hidrocarburos no convencionales con más recursos de gas del planeta.

Argentina pasó a encabezar, después de China, la lista de los países con mayores reservas «técnicamente recuperables» de shale gas o gas de esquisto del mundo.

Sin embargo, los problemas económicos que azotaron al país sudamericano llevaron a muchos a dudar sobre las posibilidades de extraer ese hidrocarburo no convencional, cuya explotación costaba de dos a tres veces más que los yacimientos comunes.

Siete años más tarde y bajo un nuevo gobierno, Argentina vuelve a mostrarse confiado en el potencial de Vaca Muerta.

Una reducción importante en los costos de extracción, una mayor inversión de la petrolera estatal YPF y nuevas políticas implementadas a partir de 2015 por el gobierno de Mauricio Macri, que prometen mayor seguridad a quienes exploten Vaca Muerta, ha hecho que la producción crezca.

Según datos del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG) la producción de gas no convencional aumentó en un  78%   desde 2015.

Gracias a ello, ahora las autoridades anuncian que el país está en camino de recuperar parte de su   autoabastecimiento    energético que perdió en 2004.

«Nosotros creemos que Argentina, por el desarrollo de Vaca Muerta, puede abastecer el 100% de la demanda del país en el 2021 con excepción de los meses de invierno», señaló hace unos días el secretario de planeamiento energético del Ministerio de Energía y Minería, Daniel Redondo.

Además, adelantó que este escenario lo llevará a buscar  renegociar su contrato   de importación de gas con Bolivia, que expira en 2026.

Argentina históricamente fue   exportador   de gas pero durante los últimos diez años dependió del gas boliviano, país del cual importa casi el 20% de su suministro.

Amenaza para Bolivia, beneficio para Chile

El anuncio podría significar un duro golpe para Bolivia, cuyo crecimiento económico durante la última década dependió en gran parte de sus ventas de gas, su principal exportación.

El  90%  del gas boliviano se exporta a Argentina y Brasil y ambos mercados ahora están en peligro.

La petrolera estatal brasileña Petrobras ya anunció que no renovará su contrato con La Paz que vence en 2019 y una posible renegociación con los argentinos podría reducir el envío de gas a ese país, si Argentina logra imponer su reclamo.

Pero el anuncio de la creciente producción de Vaca Muerta también tendrá repercusiones para otros países sudamericanos.

Argentina informó que a partir de 2019    volverá a enviar gas a Chile    durante los meses de verano, retomando así las exportaciones que debió suspender en 2004.

El Ministerio de Energía señaló que en el trascurso de cuatro años, a medida que aumente la producción, se buscará exportar a Chile todo el año.

 

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