Warmi Power, ¿podrá empoderar a bolivianas contra la violencia? El barrio Villa Mercedes en El Alto, vecina a La Paz, recibió hace unos días a Warmi Power, una herramienta en Bolivia para enfrentar violencia machista.
Bolivia Warmi Power
Las mujeres deberían aprender desde pequeñas lecciones sobre defensa personal y prevención de la violencia para dejar de normalizar situaciones que no están bien.
Hace un año se unió al equipo Lidia Mayta, una aimara que conoció la iniciativa a través de una organización de mujeres de la que era parte y que recibió un taller de Warmi Power.
«Me ha interesado la iniciativa que tenían, he querido fortalecerme y empoderarme en lo que es defensa personal», dijo Mayta.
El mensaje que difunden estas tres mujeres donde van es claro: «la violencia no se resuelve con violencia», pero «aprender a defenderte puede salvarte la vida».
Roca y Nosa van vestidas con los tradicionales dobok blancos del taekwondo, con unos delicados detalles de aguayo, la tela tejida por las indígenas andinas, alrededor del cuello y en los hombros.
Mientras que Mayta lleva la vestimenta tradicional de las cholitas, las emblemáticas aimaras caracterizadas por sus polleras, manta, sombrero bombín y el cabello recogido en dos largas trenzas.
Hombres
La lluvia que había caído previamente no impidió que muchas mujeres, algunas niñas e incluso un vecino y un par de niños llegasen al taller que se impartió en la cancha del barrio.
Los varones fueron bienvenidos porque las Warmi Power no ven a los hombres «como enemigos ni mucho menos, lo que queremos más bien es entre todos generar una cultura de paz y de no violencia», apuntó Roca.
Instrucciones
Al principio hubo algo de timidez, pero luego las asistentes tomaron confianza y siguieron concentradas las instrucciones de Roca y Nosa, mientras que Mayta les hablaba de rato en rato en aimara.
Las mujeres aprendieron técnicas para evadir y bloquear golpes, zafarse de alguien que les tome de la mano para llevarlas por la fuerza y lanzar un puñetazo o una patada, siempre en defensa propia, entre otras técnicas.
«Se puede aprender bien, se practica y podemos defendernos de los rateros, (de) tanta violencia que hay», comentó Mary Quispe, quien a sus casi 60 años fue una de las participantes más entusiastas.