Salida al mar, ¿entrada a la soledad?

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Salida al mar, ¿entrada a la soledad? Días después de la conclusión de las declaraciones ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, Chile y Bolivia mantienen acalorados intercambios verbales. Lo peor: sin ninguna posibilidad de normalizar las relaciones bilaterales.

Los lazos permanecen a nivel consular y aunque el flujo de ciudadanos a través de las fronteras comunes es enorme, hay problemas. Respecto a la demanda de acceso de Bolivia al mar, Chile no ha expresado la más mínima intención de ceder. La comunidad boliviana en Chile es enorme, más de 50 mil personas según registro oficial. Pero la cifra puede ser egoísta si se contasen los trabajadores temporarios.

Las seis sesiones en La Haya realizadas por los abogados de los dos países en el Palacio de la Paz, sede de la CIJ, solo sirvieron para lavar la ropa sucia en público. Al tiempo que representantes de ambas partes hicieron declaraciones complacientes.

Bolivia exige que la Corte Internacional de Justicia obligue a Chile a negociar un acceso soberano al mar, en medio de críticas mutuas y prácticamente ningún otro acuerdo en el horizonte.

La estrategia del gobierno del presidente Evo Morales ha consistido en dar más visibilidad al tema. Y en cuestionar la legitimidad del Tratado de 1904, después de la sangrienta Guerra del Pacífico.

Salida al mar, la visión del gobierno chileno

El presidente de Chile Sebastián Piñera se preguntó: «¿Acaso los ciudadanos del norte de Antofagasta ya no serían compatriotas, en virtud de un fallo en La Haya?». Su par boliviano está dispuesto al diálogo sobre la base de recuperar el acceso al Océano Pacífico. Y, hasta cierto punto, reclamar Antofagasta.

Chile clarificó aspectos del caso a lo largo de varios años, particularmente la fuerza del Tratado de 1904. Consideró especialmente que el equipo legal boliviano hizo «distorsiones y descalificaciones».

El canciller Roberto Ampuero y los historiadores chilenos respondieron a Morales y otras figuras bolivianas que «no hay razones esenciales» para cambiar lo acordado en 1904. Pusieron más énfasis en que su país no cederá un centímetro a Bolivia.

Hay todo un mar de distancia entre una posición y la otra. Y no es metáfora. Y tampoco una buena noticia para la armonía dentro de la región, muchos menos para los países involucrados.