China ha sido una de las grandes potencias pioneras en la visión de Latam como nuevo destino de expansión. Y esta política progresiva en el continente ha puesto luz de alerta en Estados Unidos. Es una realidad que la presencia de China en Latam es más que una intención: florece su presencia en la economía, en inversiones y en los vínculos comerciales.
En este marco debe entenderse que Donald Trump intentó recobrar el espacio perdido con una gira de su secretario de Estado, cuya crítica a la influencia china ha suscitado ya polémica con Pekín.
El secretario Rex Tillerson, de gira por México, Perú, Colombia, Argentina y Jamaica, advirtió a los países de Latam que tengan cuidado con China. “Sólo busca enriquecerse con planes de inversión y desarrollo”, declaró. “Los gobiernos deberían protegerse de actores depredadores que se presentan en el hemisferio. Aunque la inversión china pueda parecer positiva, tendrá un alto precio”, remarcó el funcionario de Trump.
El norteamericano dijo que “Latam no necesita nuevas potencias imperiales que sólo buscan el beneficio propio”, remarcó. Y el funcionario aprovechó para condenar a Rusia por vender armas a gobiernos autoritarios que no respetan la democracia. “La creciente presencia de Rusia en Latam es alarmante”, apuntó.
La realidad es que Latam en la actualidad sella su vínculo con China, con un reciente pacto en la II cumbre Celac-Pekín. Por ahora, India y Japón, que también avanzan en el continente, quedaron fuera de la crítica de Tillerson.
La II Reunión Ministerial China-Celac marcó un aumento de la cooperación bilateral. En ella ambas partes firmaron una declaración de apoyo a la iniciativa china de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI, megaproyecto de interconexión mundial ideado por el presidente Xi Jinping, que posibilita el acceso a miles de millones en inversión en infraestructuras para mejorar la conectividad. Los críticos ven en esa iniciativa el deseo de Pekín de elevar su influencia en el mundo en desarrollo.
Lo cierto es que China es ya el segundo socio comercial de Latam tras EEUU (y el primero en Argentina, Brasil, Chile y Perú), gran inversor y primer prestamista. El comercio supera los 200.000 millones y Pekín se ha convertido en prestamista clave para Brasil, Ecuador y Venezuela. Según Cepal, el comercio China-Latam se multiplicó por 22 entre 2000 y 2013 y en 2017 alcanzó 266.000 millones.