El Gobierno decidió intervenir y hacer gestiones para preservar la vida del boliviano Víctor Parada, condenado a la pena capital en Malasia por tráfico de drogas. No hay una legación en ese país, por lo que las gestiones se harán desde las representaciones diplomáticas bolivianas en China y Perú, informó el ministro de la Presidencia, Alfredo Rada.
“Puedo decir que se han tomado acciones y se ha tomado el contacto con la familia del ciudadano Víctor Eduardo Parada Vargas, estamos en la obligación (de ayudar) porque somos defensores de la cultura de la vida, estamos para defender la vida de todo boliviano dentro y fuera del país», aseguró en una conferencia de prensa en Palacio de Gobierno.
El boliviano fue condenado a la horca tras que lo encontraran transportando droga. Vivió varios años en España, pero fue deportado por su situación de ilegalidad y ya en Bolivia sufrió un accidente de trabajo que complicó su situación y lo orilló a recibir la ayuda de un sudafricano que luego lo chantajeó y obligó a transportar la droga.
En octubre de 2013 lo detuvieron y el 5 de enero último dictaron la sentencia que movilizó a su familia en busca de ayuda para tratar de anularla tomando en cuenta, sobre todo la situación que motivó ese ilícito. Sus dos hermanas desde España y en un contacto con la red Unitel pidieron al presidente Evo Morales ayudar.
Rada informó que el Gobierno hará las gestiones necesarias para preservar la vida de este ciudadano que –según su familia- se encuentra en una situación delicada en Malasia por las condiciones carcelarias.
“Vamos a tomar todas las vías diplomáticas de derecho internacional, porque hay tratados internacionales que defienden la vida, y por supuesto lo que es la propia Constitución Política del Estado, estamos hablando de una orden jurídica de otro país, pero siempre hay instancias de juzgamiento de apelación, incluso de indulto», sostuvo.
La defensa de Parada apeló la decisión, lo que demorará en resolverse por lo menos dos años. Tiene un hijo de pocos años en Santa Cruz y su pareja lo abandonó.
Llevó 450 gramos de droga y ahora enfrenta la pena capital. Su madre, Silvia Vargas, hizo hasta el momento varias gestiones sin resultados.
Más noticias: Una lección sobre inmigración de Pablo Neruda, por Ariel Dorfman