En Bolivia las mujeres son «carne de cañón» del narcotráfico

En Bolivia las mujeres son «carne de cañón» del narcotráfico. Para contrabandear drogas desde Bolivia a Chile, los traficantes usan mujeres, a menudo indígenas, que hacen de «mulas». Impulsadas ​​por la pobreza, cuando son interceptadas pagan culpas injustas.

Mujeres narcotráfico

La situación de las mujeres y el narcotráfico en Bolivia no es novedad. Muchas de ellas testifican desde la prisión chilena en Iquique o Antofagasta  y todas relatan su «vulnerabilidad y las necesidades económicas que los hicieron presa fácil del narcotráfico», relata la Plataforma de Investigación Colectiva Connectas, que entrevistó a mujeres bolivianas condenadas por transportar cocaína entre su país y Chile.

En menos de un año y medio, desde enero de 2017 hasta marzo de 2018, 325 mujeres bolivianas fueron condenadas en Chile como parte de este tráfico. En total, llevaban 714 kilos de cocaína.

La encuesta publicada por Connectas fue realizada por tres periódicos: el diario boliviano El Deber y dos medios de comunicación chilenos, El Mercurio y La Estrella de Iquique.

La mayoría de estas mujeres (58%) son indígenas, a menudo de Cochabamba, la región andina en el sureste de Bolivia. Los traficantes se han acercado a ellos por su pobreza y su condición de madres solteras.

Me contactaron en un autobús, dice una de ellas. Un caballero de la misma aldea que yo, me sugirió que dijera: ‘Estoy trabajando allí, si quieres, te encontraré un trabajo’. Era una persona mayor que conocía desde mi infancia. »

Por 3.3 veces el salario mínimo en Bolivia, las vidas de estas «mulas» son la base del narcotráfico, un mercado en crecimiento dado el aumento de la demanda chilena. En Santiago de Chile, continúa Connectas, 1 kilo de cocaína se paga 15.000, mientras que en el lado boliviano vale 2,200.

Una vez convencidos, las «mulas» deben tragar 100 huevos de cocaína en promedio, cada una con 10 gramos de drogas, y tomar un autobús hacia la frontera, hacia Pisiga o hacia Santiago.

Según un experto en justicia chileno, el transporte de drogas a veces está tan oculto que parece «estar orquestado para ser descubierto». Según ella, es muy posible que las mujeres se utilicen como cebo para distraer a las autoridades de un mayor volumen de drogas en circulación en otra persona.

«Estas mujeres son utilizadas como un producto perecedero por los traficantes», dice ella.

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