Ejército argentino custodiará la frontera con Bolivia, Paraguay y Brasil. El presidente argentino Mauricio Macri resolvió otorgar más poderes a las fuerzas armadas en la seguridad interna. Ha provocando controversia en Buenos Aires, al contrario de lo que sucede en zonas fronterizas.
Ejército argentino
Hasta ahora, el papel de las fuerzas armadas en Argentina se limitaba a la defensa del territorio nacional contra ataques externos de países extranjeros. Pero su participación estaba prohibida en materia de seguridad interna.
La dictadura militar todavía padece las consecuencias del genocidio sobre miles de argentinos. Más de 2.000 militares, policías y civiles han sido condenados en juicios históricos desde la abolición de las leyes de «amnistía» en 2005.
Este cambio repentino de la administración Macri ha sido formalizado por un decreto presidencial publicado el martes en el Boletín Oficial. Se pretende según el presidente modernizar las fuerzas armadas para que puedan hacer frente a «los desafíos del siglo XXI, como el tráfico de drogas y terrorismo».
En 2006, el ex presidente Néstor Kirchner firmó un decreto estableciendo, en cambio, que los militares deberían estar confinados a operaciones externas. La dinámica de la geopolítica nunca fue el fuerte del populismo en Argentina.
Fue durante un discurso de apenas siete minutos que el presidente Mauricio Macri anunció su plan de re-estructuración militar, basado en Campo de Mayo, una de las principales guarniciones militares del país. Allí operaba hace cuarenta años uno de los principales centros clandestinos de tortura en los llamados años de plomo.
Flanqueado por el ministro de Defensa, el jefe de personal del Ejército y también el secretario de Derechos Humanos, el presidente argentino dijo que los militares serían enviados al norte del país para proporcionar misiones de apoyo logístico. Puntualizó la misión en las áreas fronterizas, especialmente a lo largo de la frontera con Bolivia y el Paraguay.