Denis Moncada Colindres, canciller de Nicaragua al desnudo

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Denis Moncada Colindres, canciller de Nicaragua al desnudo. Responde sobre los efectos económicos de la «Ley Nica», planeada por la administración Trump. Y defiende al presidente Daniel Ortega, acusado de violar derechos elementales.

Denis Moncada Colindres

El canciller de Nicaragua, Denis Moncada Colindres, expuso la situación del país en varios frentes de acción. Opinó en contra de los planes de Estados Unidos en su país.

«Esta es una desafortunada falta de objetividad porque Nicaragua puede ser considerada como un actor de la paz internacional. Pusimos este hecho frente al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas cuando la Embajadora de los Estados Unidos Nikki Haley intentó que se examinara el «caso de Nicaragua». Rechazamos y condenamos cualquier acción unilateral de un Estado contra otro Estado. Nicaragua no acepta esta afirmación de querer imponer leyes extraterritoriales. Exigimos respeto por el derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas, la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA), los principios de no injerencia y soberanía igualitaria de los Estados en las relaciones entre los pueblos y las naciones».

– ¿Puede la Ley Nica resultar en la eliminación de préstamos de entidades financieras internacionales y plantear problemas socioeconómicos al país?

– Esta resolución del Congreso de Estados Unidos y las acciones de la Secretaría General de la OEA, Luis Almagro, están destinados a tratar de detener un gobierno como el de Daniel Ortega, cuya política económica busca sobre todo el bien de todos.

– Luis Almagro convocó una «sesión especial» del Consejo Permanente de la OEA el 11 de enero para examinar la situación de Nicaragua y aplicarle la Carta Democrática Interamericana. ¿Corresponde?

– Almagro convocó esta sesión urgente para tratar de hacer cumplir el Artículo 20 de la Carta en Nicaragua. Esta es una actitud ilegal e ilegítima. El espíritu de la Carta está destinado a fortalecer los procesos democráticos y las instituciones constitucionales. Almagro promueve grupos inversos de apoyo «golpistas», que precisamente trataron de romper el orden constitucional, burlar el Estado de derecho y derrocar al gobierno del presidente Ortega. Este no es el propósito de la Carta Democrática. El espíritu retrógrado de Almagro contraviene los principios de la Carta fundacional de la OEA y la Carta Democrática.