Bolivia Mar, el hilo de costa ofrecido por Perú. No todo es color de rosa en esta porción de mar cedida a Bolivia. Un informe de BBC Mundo asegura que «lleva 26 años en abandono». David Herrada fue nombrado en el 2017 cónsul de Bolivia en Ilo. Creyó que convertir aquel puerto en el principal punto de entrada y salida de productos de su país sería tarea simple.
En 1992 esta cesión de 99 años otorgada a Bolivia por Perú fue presentada como el «retorno» de Bolivia al Pacífico. Se trata de una franja de cinco kilómetros de largo y menos de uno de ancho. Se habló de terminales de carga, hoteles, fábricas.
El acuerdo fue firmado por el entonces presidente peruano, Alberto Fujimori, y su par boliviano, Jaime Paz Zamora. La concesión se proponía reducir los lazos comerciales con los puertos chilenos de Iquique y Arica. Por ellos Bolivia ingresa y despacha la mayor parte de su mercadería. Era una manera de evadir la demanda marítima con Chile.
Lo único que alguna vez llegó a construirse en Bolivia Mar es una escultura de 21 metros. Hoy tan oxidada que se le han desprendido varios trozos. Tiene la forma de dos rostros de mujer. Uno mira hacia Bolivia y el otro hacia el Pacífico.
Bolivia Mar a la deriva
«Lamentablemente, las poblaciones de Ilo como de Bolivia no nos enteramos. Todo el mundo piensa que Bolivia Mar es para construir un gran puerto. Pero, en realidad, es turismo», narró el cónsul a BBC Mundo.
Los convenios de Ilo firmados por Paz Zamora y Fujimori en 1992 estipulan la cesión de Bolivia Mar, pero también otros dos elementos: crear una zona franca industrial en la ciudad peruana y dar facilidades a los bolivianos para que usaran las instalaciones portuarias de esa localidad.
Pero estos tratados no daban a Bolivia soberanía sobre la franja; sólo le autorizaban a darle un uso: el turístico. La zona franca nunca se puso en marcha, Y explica el cónsul que sólo un puñado de empresarios bolivianos utiliza Ilo porque sus tarifas son más caras que las de los terminales chilenos.
En cuanto al turismo, en aquella explanada no se llegó a poner ni una sombrilla. La playa está en mar abierto y es incómoda para los bañistas. Los pescadores peruanos aseguran que está llena de rocas afiladas, que espantan a las barcas pero dejan un criadero de peces exclusivo para quienes trabajan desde la orilla.
Instalar un rompeolas, ampliar el área de baño y habilitar un acceso menos accidentado requeriría una inversión de US$250 millones, según el diplomático.
Desde La Paz llegar a Bolivia Mar significa un trayecto no mayor a las ocho horas gracias al corredor bioceánico, el proyecto para unir el Atlántico brasileño con el Pacífico peruano a través de Bolivia.
En el puerto de Ilo, hay distintas teorías sobre por qué nunca se aplicaron los convenios firmados en 1992. «Si Bolivia utiliza lo que le ha cedido Perú, Chile lo verá como un pretexto para no darle su salida soberana», opina Juan Sánchez, un transportista.
Para el historiador peruano y analista internacional Daniel Parodi, no está muy equivocado: «¿Qué pasaría si Bolivia gana en La Haya y Chile le permite construir un puerto en Arica?».
Herrada, en cambio, insiste en que este es «uno de los puertos en los que tienen puestas sus grandes esperanzas» los bolivianos. El cónsul asegura que apostar por Ilo en detrimento de Arica e Iquique no es un capricho, sino una necesidad.
En Arica la carga boliviana representa 8 de cada 10 toneladas. Y ahora mueve el doble de toneladas que hace una década, según los datos del Sistema de Empresas (SEP), el órgano que evalúa a las compañías estatales en Chile.
Herrada está convencido de que si Ilo llega a convertirse en un puerto relevante para Bolivia, se creará una demanda que haga posible darle uso turístico a la playa. Cuando exista ese comercio, todos los bolivianos que vengan a hacer turismo también vendrán a hacer compras, afirma.