Agricultura y feminismo no es una variante económica que hoy se pueda medir. Pero sí una relación cada vez más influyente. Y una tendencia en alza. Mujeres al frente de cultivos es una realidad cada vez más común en los campos de distintos países del mundo. Bolivia no es la excepción.
Trina Moyles es la autora del libro «Mujeres que cavan: la agricultura, el feminismo y la lucha para alimentar al mundo». Toma la experiencia de una agricultora de 30 años. Y su experiencia al frente de una granja orgánica.
«La gente a menudo piensa que el agricultor es el hombre. Otros creen que soy la esposa del granjero», dice Dawn Boileau. Dirige Sunrise Gardens. Todos los sábados transporta gran cantidad de zanahorias y calabazas para vender en el mercado de agricultores de un pueblo de Canadá.
Feminismo en la granja
Según el Censo de Agricultura de 2016, solo el 28 por ciento de las granjas canadienses están dirigidas por mujeres. Pero el cambio está en marcha en las granjas canadienses. En Canadá nuevas investigaciones sugieren que el número de mujeres agricultoras está en aumento.
«La sociedad no alienta a las niñas a seguir carreras que implican trabajo pesado», dice Boileau. «Pero las mujeres pueden lograr tanto como los hombres en la granja. Y trabajando de manera más inteligente, no necesariamente más difícil», detalla.
Boileau le da crédito a su voluntad de experimentar como la clave del éxito. En 2009, cambió su energía de los cultivos de campo exclusivamente en la experimentación con cultivos de interior y otros microgreens. Incluyendo brotes de rábano, girasol y guisantes. En la actualidad, este producto de nicho durante todo el año genera más de la mitad de los ingresos de su granja. Y exige mucho menos trabajo que los cultivos de campo, como la zanahoria y la calabaza.
Más historia sobre la relación entre agricultura y feminismo.