Contrabando chino de tejidos andinos contra artesanos. Esa es la principal razón para explicar la baja de producción y ventas. «El contrabando es lo que está afectando al rubro. Hasta el mismo aguayo entra de contrabando a Bolivia y conocemos que hasta la materia prima se va al Perú», afirmó Rodrigo Pommier. Es el testimonio del Jefe de Operaciones de Textiles Copacabana.
Contrabando e importación
Los problemas de la industria textil en Bolivia no son pocos. Los textileros de aguayo señalan las bajas ventas por falta de turistas, el reemplazo de tejidos a mano por los industrializados, el contrabando de la materia prima hacia Perú, la entrada ilegal de aguayos desde Perú y la competencia de aguayos de fabricación china en Bolivia.
“Aquí en Bolivia vendíamos en la semana 20 mil aguayos. Ahora vendemos entre 80 a 150 unidades”, develó Miriam Huaycho. Ella es artesana desde hace 15 años y hace diez que se dedica a la exportación de textiles y elaborados de aguayos.
Antes no tenían necesidad de buscar mercados para exportar, sino que los propios turistas llegaban a su tienda. Ellos encargaban grandes cantidades de esta tela tradicional en el occidente boliviano. Actualmente tienen que buscar a dónde exportar.
“A veces exporto a Portugal, San Francisco California, Chile y a Lima”, sostuvo. Aunque su movimiento no es continua. Con las artesanías Chuquiago (nombre de la empresa) la mujer lleva sus aguayos a Cochabamba, Oruro, Potosí y de vez en cuando también a Santa Cruz de la Sierra.
Miriam hace tejidos artesanales, pero por la competencia de tejidos a máquina, ella y Roberto Salas, su esposo, también hacen textiles industrializados.
Aguayos chinos en Bolivia
“Ahora las calles Linares, Sagárnaga y Santa Cruz están vacías. Los locales se alquilados dos tres meses y luego se abandonan porque ya no sale ni para los alquileres”, contó Salas, respeto a la situación en La Paz.
Su mujer Miriam indicó que la mayoría de las vendedoras que se mantienen son de la tercera edad. Conservan sus ventas en esos lugares por costumbre. “Muchas ancianitas han dedicado casi toda su vida a este negocio y dicen que venden por la costumbre”, confesó.
Rodrigo Pommier, de Textiles Copacabana de La Paz, señaló que actualmente hay contrabando de fibras naturales. Y lo peor es que llegan aguayos chinos para competir con los nacionales.
Textiles Copacabana es una empresa familiar que se dedica a trabajar solo con fibras naturales. Realizan toda la conversión de fibra a hilo. Empezaron este trabajo porque la gente les pedía telas nativas. «Por eso emigramos a realizar aguayo industrial. Los artesanos nos pedían debido a que dicen que era muy caro las telas de aguayo y aumentaba mucho el precio de las artesanías», indicó.
Rodrigo contó que la materia prima para realizar aguayo es parte de la importación de Perú, Chile. Y otra parte la hacen con fibras naturales de Oruro, Potosí y La Paz.
En tema de hilo exportan una parte a Perú, Colombia y Argentina y la venta de aguayo va más para mercado nacional.
“Antes que llegue el gobierno de Evo Morales exportamos por diez año hilos naturales a Estados Unidos y Canadá, pero debido a la ATPDEA (suspensión de la Ley de Preferencias Comerciales Andinas y de Erradicación de la Droga) hemos perdido el mercado. Nuestros costos de envío eran muy altos, no podíamos competir con otros países de Asia o Europa. Así perdimos mercados”, confesó.
No hay casi nada de diferencia entre un aguayo peruano y boliviano. La diferencia clara está en los aguayos chinos. Estos no manejan la combinación de colores y el material es diferente al aguayo típico que se utiliza en Bolivia y Perú.
El textilero pide al gobierno central proteger el industria nacional. “Se debería tener más control en las fronteras y debería copiar políticas buenas de otros países para proteger la industria. En Argentina, con tal de proteger la producción nacional, los aranceles son muy altos para importar pantalones y otras prendas».